La ubicación del núcleo fue resultado, con toda probabilidad, del trasiego de productos lanares entre localidades serranas. El caserío adopta la forma alargada del valle y responde a su orografía, surgiendo calles principales de dirección longitudinal y secundarias transversales con fuerte pendiente, que dejan entre ellas hileras de viviendas y ámbitos libres en las zonas de confluencia, las cuales se encadenan y forman las plazas, como la Vieja y la Mayor, de gran riqueza espacial, donde se encuentra la gran Iglesia. La parte más antigua en la que se observan las mejores muestras de arquitectura tradicional, con influencias roncalesas, montañesas y vascas, ocupa fundamentalmente la parte sombría, pues la ladera expuesta al sol, donde hoy se emplazan varios palacetes románticos se dedicó tradicionalmente al secado de lanas y paños, base de la industria y por tanto de la vida del pueblo.
Es en el siglo XIX cuando la industria textil se consolida apareciendo multitud de hilaturas, telares y batanes, que aprovechaban la fuerza del agua del río, hoy canalizado, y dan trabajo a una población floreciente.