En las historias de los hombres hay tiempos felices y días terribles. Todos ellos, para siempre, caben en el recuerdo. Hoy, mirando estas fotografias, me invade un sentimiento de cercanía con aquellos días remotos habitados de nuestros mayores.


Contemplas los rostros del ayer; otros rostros, crees, y, sin embargo, son tan iguales a los actuales que no es difícil reconocerse a ellos. En el fondo, sólo son el espejo que refleja nuestro propio futuro.


Carlos de la Sierra