El carnaval, a pesar de haberse mantenido, muchas veces gracias al ambiente rural, se ha conservando, desarrollado y adaptado perfectamente en enclaves urbanos, adquiriendo más fuerza y vida si cabe. Un ejemplo de ello es Pradoluengo, que superando épocas duras y de represión conservó su carnaval contra viento y marea, Pradoluengo es un gran disfraz, desde la simple “chilaba” hasta el más sofisticado que se pueda uno imaginar.


Así podemos leer en una de las actas del Ayuntamiento en Pradoluengo: “El Sr. Alcalde hace presente que esta mañana ha sido visitado por una comisión de señoras y señoritas de la Asociación de Hijas de María, con la súplica que la Corporación Municipal acuerde la prohibición del baile o bailes de carnaval, que se celebrarán por las noches y que igualmente prohíba las máscaras en horas nocturnas: El Ayuntamiento acuerda por unanimidad después de enaltecer como se merece, los sentimientos de moralidad que albergan las Hijas de María, que por ahora y en evitación de otros males mayores no se pueden prohibir los bailes en carnaval, por ir en contra de la tradición y en contra también de la opinión de la mayoría del vecindario que podría crear un conflicto público, si los bailes se suprimen. (4-2-1918)”