Pradoluengo antiguo

Nadie, ni el más osado, puede obviar el trabajo duro que diariamente somete a los pradoluenguinos, tampoco existirá alma humana que niegue sus ansias de diversión, su marcha, que alcanza el punto álgido en las fiestas patronales, que de forma ininterrumpida, con o sin avatares, con tiempo seco o lluvioso, pero eso sí, con la mayor y mejor gana de saber hacer, se viene sucediendo año tras año, convirtiéndose en el orgullo del pueblo y el agasajo de todos los que nos visitan.
Son días señalados en la provincia, (15-19 de agosto) celebrados en casi todas las poblaciones, aunque cada una tenga su modo, su forma particular de hacer creer, y lograrlo, como ocurre en ésta, que sus fiestas pueden ser superadas pero muy difícilmente.
Recordamos aquí el baile de las mozas desde la Plaza a San Roque. Los conciertos de la Banda Música a mediodía en el quiosco, las tardes taurinas, el colorido de los fuegos de artificio, y como no, sus famosas verbenas, llenas de sabor y alegría, con sus concursos de comparsas y disfraces, que llenan las calles hasta la salida del sol, quedando en la gente suficientes fuerzas para celebrar el día de la jira al pinar de Regoluna, rincón incomparable.
Son fiestas de ritmo y alegría, que en todo momento nos desbordan por su creatividad, el saber estar de sus gentes y su buen trato con el forastero, que deja de serlo por sentirse como en casa.
Compartid con nosotros estas fiestas, y vuestra opinión será mañana una más a sumar a lo que os contamos.