En los últimos años se han producido numerosas mejoras en la maquinaria de hilado para responder a la diversificación producida por el desarrollo de muchos tipos nuevos de fibras sintéticas, y en la actualidad existen máquinas de hilado que sólo pueden emplearse con fibras sintéticas.
El proceso de hilado en Pradoluengo durante muchos años ha sido el siguiente:
La lana se pasa al “diablo”, máquina que la abre y divide en copos, para que las cardas la esponjen.
“La emborradora” cuyo papel en el desempeño del proceso del cardado es esencial, debe de abrir los mechones de lana después de la acción del diablo con objeto de no perjudicar excesivamente al guarnición y conseguir un cardado progresivo desde el emborrizador al último cilindro de la emborradora.
“La mechera”, esta máquina tiene por finalidad la preparación del velo mediante unos correines, de modo que las fibras queden entre sí lo más paralelas posible.
Las mechas reciben la torsión adecuada en la selfactina. Esta máquina consta de dos partes: una fija (donde se colocan los tambores de mechas) y otra móvil (donde se sitúan las canillas). El desplazamiento regular del carro móvil dará al hilo la resistencia y firmeza necesarias.